Trabajar sentado muchas horas al día puede tener efectos negativos para la salud. Por eso es muy importante elegir bien la silla de oficina. Existen una serie de aspectos primordiales que nunca se deben pasar por alto:

Adaptable al usuario

Una silla ergonómica tiene que ser totalmente regulable permitiendo variar la altura del asiento, el respaldo y el reposabrazos. La postura más adecuada permitirá apoyar los pies en el suelo sin esfuerzo ni presión en las rodillas.

Posición recta

Es la espalda una de las zonas del cuerpo que más sufre cuando se trabaja sentado. Para prevenir dolores o una fatiga postural hay que apoyar totalmente la espalda en el respaldo. Una buena silla nos ayudará a mantener una postura correcta.

Libertad de movimientos

Otro factor clave a la hora de elegir una buena silla es comprobar que el usuario pueda moverse libremente. Es decir, una silla nunca debe restar movilidad ni limitar las acciones. Se trata de conseguir que cualquier actividad se realice cómoda y fácilmente.

Asiento no demasiado blando

Asimismo, los laterales de la silla no pueden oprimir las piernas para no dificultar la circulación de la sangre.

Giratoria y segura

La base contará con cinco puntos de apoyo que son las ruedas. Así se evita el vuelco y se podrá cambiar de postura o realizar desplazamientos con mayor comodidad.

Tapizado transpirable

Además, el diseño y los materiales deben soportar un uso continuado.

El principal motivo para invertir en una buena silla ergonómica es la salud, pero también aumentará la productividad de los trabajadores. Sin duda, un mayor confort y bienestar se traduce en motivación y energía.

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